Peyton Evans era conocida por su sonrisa contagiosa, una sonrisa que llenaría instantáneamente su salón de clases de secundaria.

Evans, de 15 años, era una animadora de primer año en la Escuela Secundaria Forest de Ocala, fue el volante del equipo. Después de un entrenamiento matutino con su padre, Brian Evans, en el YMCA de la familia Frank DeLuca en mayo de 2014, se rompió una malformación arteriovenosa no detectada en su cerebro. Ella mencionó que tenía un terrible dolor de cabeza, luego se derrumbó en el estacionamiento.

Fue trasladada al Hospital Infantil UF Health Shands, donde luchó por su vida durante siete días en la Unidad de Cuidados Intensivos Pediátricos. Lamentablemente, la condición de Peyton se deterioró y falleció.

Durante su época más oscura, la familia Evans, incluidas las tres hermanas de Peyton, sintieron que habían recibido un milagro. A través de la donación de órganos, el legado de Peyton sigue vivo. Su generosa donación salvó la vida de cuatro personas.

“Nunca fue una cuestión para nosotros si Peyton sería o no donante de órganos si tuviéramos que tomar la decisión”, dijo Amy Evans, la madre de Peyton. “Ella tomó la decisión cuando recibió su permiso de aprendiz unos meses antes de que ocurriera esta tragedia, y ha inspirado a muchos otros a hacer lo mismo”.